DJ SHADOW. Barcelona, 27-10-2012



En la noche, el fin justifica los medios.

El único consuelo que suele quedarnos cuando cambian el horario en octubre, dando carpetazo a todo lo que pueda recordarnos que un día hubo calor, playas abarrotadas y el rico dolce far niente del verano, es que, en verdad, aún no ha llegado el invierno. Pero es la confirmación del otoño: la puñetera lógica energética que hará que despidamos al día, a partir de ahora, y hasta finales de marzo, insoportablemente pronto. Y si además, como pasó ayer, resulta que sí hace una noche auténticamente invernal, el ultimísimo consuelo que puede ya quedarnos es el tener un gran plan (porque siempre es sábado) para sacarle partido a esa miserable hora de noche que ganamos. Por suerte, así era; y en Barcelona nos despedimos del verano como se merece: bailando en una sesión de excepción del mismísimo Josh Davis, más conocido como Dj Shadow.

El productor californiano es una eminencia en lo suyo, y la apuesta de Primavera Sound, como siempre, no podía apuntar más abajo. Pero ha pasado quizás demasiado tiempo desde que Davis pariera el Cd que le dio la vuelta a todo el panorama de la electrónica a mediados de los ’90, como para que alguien sea lo suficientemente iluso para creer que un concierto suyo puede sonar a algo parecido. Desde luego conserva muchas cosas, y por momentos se hizo bastante reconocible su sello durante el set, pero aquella etapa acabó hace años. Entroducing..... (Mo Wax, 1996) quedará como un hito, un referente: un punto de partida que tal vez se olvide cuando el hombre se retire. Pero con un material discográfico en clara recesión, por lo menos en cuanto a interés suscitado, y una mentalidad siempre abierta, innovadora y auto-reciclable, la única finalidad que parece que le queda a la música que crea en directo Dj Shadow es casi 100% el baile.

Entonces podríamos pensar que qué maquiavélico es este músico, porque en verdad el fin justificó los medios. El Dj Set que venía a presentar, 'All Basses Covered', pretendía ser un compendio de géneros musicales, confluyentes en las manos y el estilo de Dj Shadow, y con un nexo de unión: los bajos. De modo que durante más de una hora pinchó el californiano, y por sus platos y aparatos de producción pasaron, en efecto, desde el tance al hip-hop instrumental old-school, tocando muchos de los palos de la electrónica, y acabando incluso con unos minutos de drum'n'bass. Pero todo estaba enfocado al movimiento, al beat roto que evita la monotonía en el baile. Nadie esperaba menos, y el público estuvo efervescente durante toda la noche, excitado, y consciente del privilegio que es tener a uno de los mejores y más afamados Djs del mundo pinchando para ti.

Es difícil valorar musicalmente la ejecución del Set que propuso Davis al margen del efecto motor que obviamente provocó. Tal vez ocurra esto en la mayoría de las sesiones, pero en mi opinión es importante que podamos alcanzar a discernir entre lo que es material musical neto y el efectismo que nos invade en una pista de baile, como fue la sala Apolo anoche, cuando un experimentado Dj quiere enloquecer a su público. En este sentido, el concierto de Dj Shadow tuvo altibajos. Fue de menos a más, y pienso que solo impuso claramente su impronta en la última media hora. Tal vez me lo pareció porque Organ Donor, la única canción original, dejó un aroma clásico en es resto de la sesión; o tal vez fue porque, poco a poco, nos íbamos enterando del leitmotiv en que se basaba su Set.

Lo cierto es que puestos a buscarle coherencia interna al desarrollo que propuso Davis ayer en la sala Apolo, la encontrabas. No obstante, es probable que haya que ser un verdadero amante de la electrónica para entender esos matices, porque aunque formalmente resulte contundente, Dj Shadow es un productor muy sutil; adulto: no hace nada de manera explícita aunque lo parezca. En cualquier caso, su sesión empezó y acabó siendo dura, aunque cambiara la densidad por el ritmo; no mostró excesiva riqueza en el uso de la métrica del beat, y en general, dio la sensación de tener más recursos de los que estaba utilizando (abusó, en ocasiones, de la reiteración del mismo efecto o sonido). Fue siempre punzante, incisivo y directo, aunque por momentos (escasos) también plomizo.

Pero todo disgusto es solo porque de Dj Shadow esperamos, sencillamente, lo mejor. En el fondo, al margen de quién fuera el artista que había detrás del sonido que hacía enloquecer, por momentos, al público de Apolo, lo cierto es que fue una hora y media de música electrónica en directo de altísima envergadura. Aunque muchas veces para entenderlo haya que fijarse en la reacción colectiva. Davis, además, estuvo agradecido, hablador y se notó la dedicación que le estaba poniendo a un Set calculado y bien montado. Por momentos, entendíamos que el mismísimo Dj Shadow estaba ahí, esforzándose de manera sincera y comprometida con la única finalidad importaba en aquel momento: bailar, disfrutar, y olvidarse durante unas horas de que el invierno ha llegado.

Fotos de Pablo Luna Chao.

También disponible en Alta Fidelidad.