ALABAMA SHAKES



Y el sol salió por Alabama.

Después del frío y oscuro invierno, de la intimidad y el recogimiento de las noches largas, siempre hay un disco que abre la veda de la primavera, de la extroversión y el colorido, uno que simboliza el inicio de la frescura renovadora, del renacimiento, y de la ilusión del volver a empezar. Luego puede que vengan más, o quizá es que simplemente nos sentimos atraídos por el primer sonido que pega con el sol, con los pantalones y las faldas cortas, con la playa o con el dolce far niente, pero como pasa con la pesca del primer atún rojo del año, siempre hay uno que marca el inicio; y suele ser el más grande y hermoso. Y en esta ocasión, la veda la han abierto los Alabama Shakes con su disco de debut BOYS & GIRLS.

De todas formas, opino que si este Cd se hubiera lanzado al mercado en pleno enero, hubieran dado igual las lógicas meteorológicas que aseguraban lluvias y mal tiempo, al menos, hasta marzo: el sol habría salido cada mañana desde Athens, Alabama para iluminar con su calor al planeta entero, convocado por el maravilloso rock-soul que hace este cuarteto. Pero al final se ha presentado ante el mundo en primavera, como hacen las flores, animadas por el astro rey. Ha brotado con fuerza, con un esplendor especial que lo hace tremendamente atractivo y hasta vicioso. Dura apenas 36 minutos, pero dudaría de la salud mental de aquel que, al descubrirlos, no se pase una hora, u hora y media, escuchándolos. No saturan porque cada tema es como un chapuzón en deliciosa agua pura, como el primero de cada verano; el único riesgo es acabar con la piel arrugada de tanta frescura.

BOYS & GIRLS es un discazo de soul fabricado con las armas del rock. Sin entrar en comparaciones, me resulta muy enmarcable en una corriente de música americana sureña que, tal vez solo durante los años de actividad de Janis Joplin, logró unir algunos de los elementos del soul más clásico, con otros relativos al folk y al southern rock. Ahora, con la influencia de formaciones como The Black Crowes, Kings Of Leon o The Black Keys en el horizonte, Alabama Shakes rescata ese genuino sabor a parrilla y libertad que tanto echamos de menos durante varias generaciones. La suprema y poderosa voz de Brittany Howard, que se desgarra y se recompone a su antojo, que sube y baja en volandas, cabalga ágil y sin montura sobre una base musical que parece hecha a su medida. No en vano, entre su voz, su guitarra, y el bajo de Zac Cockrell, nació este proyecto musical. Después se unieron el batería, Steve Johnson, y el guitarrista Heath Fogg: costaleros de la nueva diva del rock-soul americano.

Ben Tanner es un quinto integrante que se une a la banda como teclista para la grabación del álbum y para los conciertos: una aportación que resulta fundamental pues con él se desglosa un catálogo de elementos que remarcan la genética y el origen del sonido de Alabama Shakes, desde el teclado de ghospel de I Found You, a la pianola de saloon del medio oeste de Hang Loose. Eso sí, siempre con una vocación blusera muy al servicio del alma de cada canción: relanza finales apoteósicos como los de You Ain't Alone o Be Mine, verdaderos revivals de la esencia de la Joplin, y sostiene y contemporiza el pulso del esplendoroso lamento de Howard en éstas y en Heartbreaker. Esta aportación base, junto a un bajo en constante bamboleo, permite a las guitarras hilar muy fino: incluso en temas donde se nota menos, como Hold On o Boys & Girls, asumen el peso a base de pinceladas; con un fraseo seguro, alegre y ordenado en la primera, que abre el Cd en forma de impresionante mordisco, y dibujando un arpegio matutino en la segunda, que a parte de dar nombre al disco, aporta la necesaria pausa que toda buena experiencia debe tener. Son guitarras limpias, sin desperdicio alguno, que siempre acompañan desde atrás los cambios de ritmo e intensidad que ordena la jefa.

Lo mismo vale para la batería, rockera 100%, pero que parece agitarse y sonarse sola ante la vibración interna de Brittany Howard: se diría, si no fuera porque es pleno mérito del señor Johnson, que es una extensión, o una traducción rítmica del proceso que vive la cantante y guitarrista en cada canción. Su voz activa platos y redobles. 

Con todo se conforma un disco que vale la pena escuchar, que es capaz de curar, como lo hace el soul, sin material quirúrgico alguno, y de sacar al más timorato de su ya recalentada guarida invernal. La búsqueda de un hit que sobresalga claramente del resto nos hará reproducirlo una y otra vez, para darnos cuenta al final de que no hay rendija por donde hincarle el diente si queremos comérnoslo a pequeños bocados: BOYS & GIRLS de Alabama Shake es un disco que se engulle de un solo mordisco.