ABSYNTHE MINDED



En las pelis siempre dicen, con razón: '¡sé tú mismo!'

En el verano de 2006 me fui con unos amigos hasta Bélgica para ver en directo a Tool, Mogwai, Sigur Rós, Muse, Placebo, y a Depeche Mode, entre otros, que se reunían en el Rock Werchter. Nos propusimos, como cualquier pandilla de novatos, escuchar todos los grupos del cartel antes de ir, y obviamente, empezamos por la A. Así que ni siquiera conocí a Absynthe Minded por haber ido a su país a escuchar música, sino por una mera coincidencia de nomenclatura. Como es lógico, no pasamos de la B, y por supuesto tampoco vimos todo lo que nos habíamos propuesto: al fin y al cabo, era un festival. Pero al menos conocimos al grupo local más prometedor de aquel entonces, y tuvimos la oportunidad de verlos en directo en uno de sus primeros grandes momentos como banda. Tras haber editado dos Cds, parecía que se preparaban para su expansión por Europa, pero al final ésta siempre se ha pospuesto; tal vez hasta ahora.

Porque Absynthe Minded han seguido trabajando duro su sonido desde entonces, madurándolo, aunque siempre haya sido adulto y muy serio, y curándolo en su propio estilo con elegancia y complacencia. Con un primer Cd, Acquired Taste (Keremos, 2004), sorprendente, juguetón, fresco y ecléctico; una canción, My Heroics, Part 1 (del segundo Cd, New Day [Keremos, 2005]), nombrada por los oyentes de una cadena de radio como la mejor canción belga de la década; y un cuarto Cd, Absynthe Minded (AZ  [Universal], 2009) que arrasó en los Premios de la Industria Musical Belga de 2011, los de Gante ya debería haber rebasado las fronteras de Europa o, por lo menos, haberla conquistado sin contestación alguna. La ofensiva definitiva ha de ser As It Ever Was (AZ [Universal], 2012), su quinto disco, editado en mayo, y la consecuente gira de presentación que llevan en proceso prácticamente desde entonces.

La banda gira en torno a Bert Ostyn, a su voz aterciopelada y vital; al sonido acústico de su guitarra, del violín de  Renaud Ghilbert y del contrabajo de Sergej Van Bouwel; al acento elegante, clásico y de buena educación que le otorgan éstos, junto con el hammond de Jan Duthoy; y a la batería, ya siempre en clave pop-rockera, de Jakob Nachtergaele. Todo esto da como resultado un sonido amable y característico, con sello propio, que aunque se haya movido hasta hace poco por los circuitos del panorama independiente, no tiene nada de alternativo. Todo lo contrario: Absynthe Minded logra esa tonalidad neutra, en paz con el mundo que les rodea, propia del mejor pop-rock anglosajón de tendencia folk. Con una personalidad musical cada vez más depurada y definida, reclaman su lugar entre los legítimos herederos de los años ’60 y ’70, junto a bandas como The Wallflowers, la Dave Matthew’s Band o The Shins.

Lo hacen mediante un disco, As It Ever Was, que mantiene la fórmula, y que contiene ya pasajes o fraseos que solo pueden sonar a ellos mismos: como por ejemplo el estribillo de You Will Be Mine, o la espectacular Crosses, con el as en la manga del violín, en clave gipsy, a máxima potencia. En general es un muy buen disco, con una producción (en la que ha colaborado Adam Samuels) y una riqueza y elección de ritmos y sonidos impecables. Pese a abrirse con el que ha sido su primer single, Space, una destacada y fuerte balada con la que combatir la amargura, el disco no resulta en absoluto un descenso.

La vitalidad y el ritmo de As It Ever Was, canción que da título al álbum, la sensación de libertad que otorga How Short A Time, reforzada por teclado y guitarras acuosas y acústicas, el sorprendente final de la popera Fighting Against Time, y el extravagante intento de electrónica (con octopad incluido) de Little Rascall, sostienen la primera mitad del Cd. Pero si por algo destaca este As It Ever Was es porque por fin, como decía antes, empiezan a sonar a ellos mismos; y las mejores muestras de ello se hallan en la segunda mitad del disco. A parte de las ya mencionadas, Only Skin Deep, con el delicioso planear del violín, o 24 7, de aliento ascendente, tienen el inconfundible aroma de Absynthe Minded, con melodías y frases musicales solo concebibles a lomos de la voz de Ostyn.

Pero el mundo de la música a veces es injusto con grandes artistas y gente trabajadora, humilde y con modales (musicales y generales). Así que tal vez no sea tampoco con este quinto Cd con el que Absynthe Minded se popularicen como merecen. No obstante, han marcado un punto de inflexión en su carrera, que hará que si no despegan definitivamente, se haga oficial su entrada en la lista de célebres desconocidos, de joyas que pasan inadvertidas por el gran público. El mes que viene tocan en Barcelona: un bonito reencuentro para algunos, y la oportunidad, para otros, de conocer a uno de los fenómenos más interesantes y populares de Bélgica, pero, sobre todo, para hacerles justicia y escuchar música de la buena.

También disponible en Alta Fidelidad.


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