NICOLAS JAAR



Nicolas Jaar es el niño prodigio de la electrónica minimal ambiental y del deep house. Con solo 21 años, y tras publicar un primer Lp en febrero del presente año, este neoyorquino de raíces chilenas ha conseguido poner su nombre en boca de todos. Puede que el hecho de ser hijo de quien es le haya proporcionado buenos medios, equipo e instrumentos de primera, e incluso que le haya abierto un par de puertas, pero lo cierto es que su calidad como compositor y productor está fuera de toda duda. La extendida buena recepción de su álbum de debut, SPACE IS ONLY NOISE, es todo mérito suyo. Porque, al menos en mi caso, ha sido gracias a Nicolas Jaar que he conocido la obra de su padre, Alfredo Jaar.

Es verdad que no todos los chicos de 14 años pueden hacer música electrónica en su casa, y Chile no creo que sea una excepción. Allí pasó parte de su infancia este chico de ideas y música claras. Pero si gracias al bien recompensado trabajo de su padre tuvo la oportunidad de desarrollar su propia forma de expresión, suerte por él; y suerte nosotros que ganamos un artista interesantísimo.


SPACE IS ONLY NOISE es un Cd sutil, casi podríamos decir que silencioso; con un ritmo que en muchas ocasiones no es en absoluto explícito, ralentizado con respecto a sus anteriores y más cortos trabajos. Un halago al downtempo con ligeras influencias que van desde Massive Attack a Depeche Mode, pasando por DJ Shadow, Nathan Fake, Matthew Dear, Bonobo, The Knife o el mismo James Blake. Ante todo, mucha elegancia. Electrónica blanca de escondida fascinación instrumental, con delicadas cavernas de sonido suave donde casi siempre tintinea un piano de fondo. Sin renunciar a sampleos vocales y a piezas cantadas (que recuerdan a lo mejor de Tricky), Nicolas Jaar plantea un Cd de electrónica poco habitual, cercano, por momentos, al acid-jazz y al trip-hop. Un sonido intrigante por naturaleza.

Para mí el disco empieza en la pista 3, porque no me gustan los eructos de Être ni la voz robotizada rollo N'Sync de Colomb. Su arritmia, de todas formas, ya es sintomática. Sunflowers funcionaría de intro, con su piano y su métrica delirante, y Too Many Kids Finding Rain In The Dust, la puerta al misterio que esconde este Cd. Entre susurros de cuerdas y violines, un acento étnico de no se sabe dónde y una oscuridad débilmente iluminada, nos adentramos agachados en un sonido del que nos va a costar salir, por un pasillo húmedo y magestuoso que conduce, o eso pensamos al menos, a un enorme espacio de decoración minimal. Sin las dos primeras creo que el disco sería más redondo. 

Porque a partir de ese temazo se desarrolla un mismo concepto de música con varias caras distintas, enriqueciéndose sin aglomerarse. El Cd crece tema a tema hasta la última canción (^tre, que también me sobra): Keep Me There eleva el techo hasta el cielo estrellado, e incluso deja entrar a un saxo en la cueva; ritmos más perceptibles, pero igualmente descansados. Perfecta para noches de las que ya no esperas nada bueno, más allá de tu propia mente. Problems With The Sun marca el epicentro del ritmo, y en Space Is Only Noise If You Can See, éste se engalana con la síntesis del teclado. Todo muy sutil, siempre como tratando de preservar el silencio incluso dentro del sonido. 

La canción que casi da título al álbum es otro de los temazos, pero en seguida volvemos al ritmo perdido y contemplativo: Almost Fell fluye sobre el correr del agua y el agitar del viento. De ahí nace una métrica nocturna, cantada en frío por una voz feminizada. Balance Her In Between Your Eyes demuestra que a este chico las nanas se las cantaba Beth Gibbons. El tema más de DJ, Spectrum Of The Future, no desentona en absoluto con la calma del Cd: la elegancia del piano es la constante más reconocible del SPACE IS ONLY NOISE

Trace es solo batería y agua, pero también es la antesala del último gran aporte. Variations hace honor a su nombre: propone un baile no escuchado hasta entonces en el Cd, con el acento puesto esta vez en una guitarra de aires orientales. Intuimos que tiene mucha más música en la sesera este Nicolas Jaar, y desde luego muy capaz de cambiar su cara en un directo, o en diversos ambientes. El Cd cierra con el mismo lamento de piano (con eructos rollo Pantano del Hedor Eterno de Dentro del Laberinto; sí, la de Bowie); sella el álbum como lo abrió: mostrando una oscuridad a la luz de los ojos del que tenga paciencia para los detalles.

Fotos de Alfredo Jaar.

También disponible en My Feet In Flames.