DISCO LAS PALEMERAS!



Para cuando estemos en guerra.

Menos mal que pago mi suscripción a Spotify religiosamente cada mes, porque si no esa estúpida restricción de escuchar, como mucho, 5 veces una canción, me habría impedido regodearme en el tema que abre este Cd, La Casa Cuartel, tantas veces como lo he hecho. LastFm dice que llevo 10 escuchas, pero entre el coche y el nieto moderno del walkman, estoy seguro de haber llegado al medio centenar de reproducciones. Es, sin duda, la mejor canción de este primer álbum de Disco Las Palmeras!, una banda de Sarria (Lugo) que me ha convencido, ahora ya en serio, de que en España empieza a ver grupos verdaderamente interesantes, y exportables. 

Al margen del clásico pop-rock (o punrock), y de un pop pastelero, siempre prolífico, del que raras veces entiendo su éxito, parece que el rock alternativo ha despertado; un rock de influencias serias, de intenciones sin complejo, con peso y poso. No es que sienta orgullo patrio, nada más lejos; pero me alegra comprobar que nuestra generación, efectivamente, posee un bagaje musical netamente superior al que tenían las anteriores. Así es como nacen bandas importantes, y así es como el público se hace más exigente y experto. Creo que Disco Las Palmeras! no podría haber existido hace 20 años, y ya no solo porque tengas influencias de reciente existencia, sino por el tipo de acceso que han tenido a ellas. Dios bendiga a Internet: mecenas de la música que viene (y que ya está aquí).


NIHIL OBSTAT es una bomba de relojería, o un cinturón militar de cartuchos de fusil, todos a punto de estallar. Desde el primer segundo de música el oyente se siente parte de una guerra: donde el miedo, el shock y la adrenalina desbordante son parte fundamental del juego. Disco Las Palmeras! practican un noise melódico, que envuelve un esqueleto post-punk, teñido de cierto derrotismo, algo de angustia, y una fascinante sensación de oscura inquietud. Las bandas guerreras, las que descargan ego con la eléctrica de su métrica, tienen algo de irreal que en Disco Las Palmeras! desaparece. Suena a un dibujo más certero, más real y cruel de la batalla: la guerra es ruidosa, sí, pero también es sucia, esquiva, pesada y exasperante. NIHIL OBSTAT es una recámara de arma cargada de estado emocionales, a veces contradictorios, pero siempre abocado a la eterna pelea (con la vida, supongo).

Pero volvamos a la casilla de salida: a La Casa Cuartel. No es un bajo lo que entra a los 8 segundos, para acompañar a una batería de atentado. La voz de Diego Castro, mortal como la picadura de una enorme araña negra, va pregonando la tragedia; y las guitarras, que son todo lo que hay, se abren paso entre los escombros. Poco a poco la imagen es más nítida, pero también más terrible. Un punteo lejano es el grito del caballo del Guernika. La constancia de la batería es la pulsión natural del corazón luchando por vivir. La melodía, escatológica y condenada, se va transformando, a medida que se abren las cuerdas, en la descripción pura de las llamas. Y al final, tras un mínimo armisticio, sabremos la verdad. 

Disco Las Palmeras! tiene un secreto: son un trío sin bajo. Se las arreglan con una séptima cuerda y con una distorsión desproporcionada. Por eso suenan así: como una cabalgata de coches fúnebres, desbocados sin freno. NIHIL OBSTAT mantiene el ritmo hasta el final, con una leve tregua shoegaze llamada precisamente Estados Emocionales (Y Vaticanos), que es lo que son sus canciones: un pulso constante con las emociones, con ese instintivo enfado que sentimos por haber sido creados mortales. Disco Las Palmeras! canaliza esa rabia en un sonido desafiante y marcadamente armado: bombardeos de batería en Los Economistas, fuego de mortero en No Lugares, ráfagas de pelotón de fusilamiento en Me La Jugaste En China; aniquilación nuclear lenta y sin dolor en Testigos de Dios.

Me los perdí en el Día de la Música, porque me hablaron de ellos esa misma noche, tras su concierto. Por eso digo que no es por orgullo patrio por lo que me alegra la aparición de buenos grupos nacionales, sino por la certeza, casi absoluta, de que veré a esta banda un montón de veces. La veré crecer, evolucionar, y con un poco de suerte, la veré despuntar en un escenario grande y oscuro, que es donde deben estar, aunque no hagan una música fácil de escuchar para el gran público. Disco Las Palmeras!, junto a Cuchillo, seguramente más expansible, son para mí el futuro del rock alternativo nacional (y ya veis: unos de Lugo y otros catalanes...).