NUDOZURDO



Lo he comprobado: la mejor manera de aficionarte a un grupo es difrutando en uno de sus conciertos. Escuchar sus discos previamente, pero no demasiadas veces, y que te convenzan con un directo inmaculado. Así es como me he hecho fan, estos últimos días, de Nudozurdo: la banda madrileña que llevaba años esperando. A última hora del jueves me ofrecieron ir como fotógrafo del Fanzine Radar al concierto, y quedé atrapado en el magnetismo de Nudozurdo, creo que para una buena temporada.

No es una novedad: nació hace casi diez años y en seguida se hicieron con un premio que les permitió grabar un primer disco (Nudozurdo, 2002; reeditado por Everlasting Records en 2010). Desde 2005, la banda, con miembros variables al rededor de Leo Mateos, trabajó en SINTÉTICA, que no vería la luz hasta 2008 por diversos problemas. Finalmente Everlasting lo produjo en el estudio californiano JJ Golden; reeditó su primer álbum, e hizo, con su último trabajo, Tara Motor Hembra (2011), que el nombre de Nudozurdo empezara realmente a trascender.

SINTÉTICA es disco fantástico, creo que el que más me gusta: normal, si pensamos la de tiempo que tuvieron para darle vueltas y más vueltas. Así han logrado ese sonido macerado, estable y concreto. Es un álbum con mucho poso, denso y removido con mucha calma. Un sonido pretendidamente oscuro, que se mueve siempre entre el susurro y el grito desde el suelo, que vive anclado al sedante tono de voz de Mateos, duro y sensible a la vez, eficaz. Un sonido que cabalga de noche por valles cercanos al pop alternativo y al post-rock. A veces me parece una magistral mezcla entre Los Suaves y Piano Magic, creo que sobre todo en El Hijo de Dios. Luego, puestos a buscar influencias, o grupos que se dan un aire, esta banda me suena un poco a Interpol, a The National, tiene algo de Doves, Calla, Mogwai, The Cure, y hasta de Joy Division. Y, por qué no, una brisilla a A Perfect Circle y Tool.

Pero todo eso lo que hace es conformar un sonido de gran personalidad, y bastante particular aunque accesible. Pese a las tinieblas predominantes, la música de Nudozurdo está abierta, no es un muro de sonido, ni un enigma indescifrable; es más, su música es como un misterio del que nos dan alguna pista. Es como cuando contestamos "nada" a un "qué te pasa", y en realidad queremos que pregunten de nuevo, y contarlo todo con sollozos y detalles. Y esto se respira en todo el Cd casi por igual, porque es un disco sólido y compacto, de esos que puedes escuchar de principio a fin, y además vuelves a darle al play. La atmósfera no cambia, no decepcionan; y es en directo cuando te sorprenden.


Personalmente opino que las mejores canciones están al principio. Mil Espejos es todo un hit, de los que se piden desde el público con insistencia; Negativo, un tropel de buenas intenciones; Ganar o Perder es una de esas baladas slowcore, ácida y sincera; y Kamikaze es un temazo alternativo con final apoteósico. Ha Sido Divertido me recuerda un poco a los Héroes del Silencio, pero los punteos están tensados a la altura exclusiva de Nudozurdo. Ido podría ser de Yndi Halda o de Explosions in the Sky; y Otra Vez, una canción fruto de la ensoñación y de una borrachera bohemia, sin pelos en la lengua.

No hay que tener un Master para darse cuenta ahora de que este grupo tiene futuro, porque su presente ya es digno de mención. Salta a la vista que conciertos como el que vi en la RocKitchen ya se les quedan pequeños, aunque sean tremendamente seductores en las distancias cortas. Su tercer Cd, Tara Motor Hembra no debe haber sorprendido a los expertos, pero sí debe haber sido la puerta de entrada de mucha gente al interesante sonido de Nudozurdo: una banda fundamental en el actual panorama musical madrileño. Si yo fuera al FIB...