ARCADE FIRE (parte 2)



(Continuación)

Trilogía de la pasión vanidosa. (PARTE 2)

Después del FUNERAL, mucho se esperaba de Arcade fire, y eso es precisamente lo que nos han dado en el NEON BIBLE: mucha, muchísima música más. Con la misma ambición, la misma frescura, el mismo impresionante repertorio de instrumentos, el mismo inmejorable gusto por los detalles, Arcade fire vuelve a maravillarnos con este disco, parcialmente grabado en una iglesia, que para siempre formará parte de la más selecta colección de música de culto. La delicadeza, la harmonía y la energía más luminosa siguen siendo las coordenadas de acción de esta banda canadiense que parece haber embrujado al público y a la crítica de manera unívoca. Arcade fire es, a día de hoy, el grupo más sorprendente y prometedor de toda la escena indie, y se lo han ganado a pulso con verdaderos himnos, y con un sonido perfilado por el único rasero para mí válido: la calidad y el profundo amor a la música.

NEON BIBLE es, quizá, algo más compacto que su primer disco (que tiene el justo desequilibrio necesario para ser obra de arte), pero sigue sin poder abarcarse con la mente: sus horizontes son más anchos que los del imperio de Felipe II; la profundidad de su sonido sigue siendo abismal, descubriendo, a cada instante, pequeños y bellísimos detalles, genadilocuencia instrumental, místicos y angelicales coros, y un desbordamiento orquestal que, por momentos, pone los pelos de punta. Es la misa del siglo XXI, la de una religión sin infierno ni pecados imperdonables. NEON BIBLE reluce como una preciosa y luminosa cúpula barroca italiana, por donde el sol solo filtra dignidad, y arrojo frente a la vida.

Nuevamente, la propuesta de Arcade fire destaca por su descaro, por su originalidad, y por una genética avanzada en composición y puesta en escena. La seguridad y madurez con la que gestionan el sonido está al alcance de muy pocos. Su sonido ya es inconfundible, ya es una referencia. Keep the car running empieza como si un entero palacio de la ópera temblara de la espectación, y no defrauda (inolvidable el sonido de la zanfona); Intervention hace que nuestra mente se pierda por infinitos y deliciosos laberintos florales, deleitando nuestros cinco sentidos hasta el orgasmo; y en No cars go gozamos, junto a ellos, del exquisito sabor de la inocencia (por citar mis tres favoritas). Un disco entero de regalos que dejan huella.

Quizá el NEON BIBLE no sea tan espectacular como el FUNERAL, pero mantiene un nivel altísimo: estamos ante la confirmación de una banda de las de verdad, de las que romperan las barreras del tiempo; una de esas bandas que juegan a la comba con nuestra estúpida manía de etiquetar el sonido: una banda que se ha ganado, cum laude, el etiquetado de art-rock. Es un disco que alcanza momentos de climax absolutos (como el Med sud í eyrum de Sigur Rós) gracias a la aportación de la orquesta húngara, en los decorados, una sincera teatralidad en las voces, y una inmensa capacidad de transmitir sentimientos. Su música es, realmente, un soplo de aire fresco, las campanas de lo que ha de ser un nuevo día, el sonido más sincero de la purificación, del renacimiento interior. Las oraciones serán a ritmo de indierock, y los beatos tan solo mirarán al cielo, que es a donde nos lleva la música de Arcade fire con este NEON BIBLE. La nueva misa ha llegado.

(Continuará)


Keep the car running

Intervention

No cars go